jueves, 1 de diciembre de 2011


No era una bruja, 
se conformaba con poco 
y siempre tenía un remedio de hierbas 
por su abundancia de pobreza. 




Pero el hombre es demasiado lento
para asimilar cosas simples, 
o le das un puzzle enojoso, 
o te hará un axioma del todo absurdo
-creo que es porque se aburre, 
como algunos niños en el cole-. 
Nunca importunó a nadie, 
pero tocaba atesorar caudales, 
y ella era un buen saqueo, 
la perfecta ganancia política. 
Las injusticias se miden por personas, 
una a una, sin olvidar a nadie, 
y no hay bienes comunes 
ni de ninguna clase 
que puedan justificarlas. 
Le quitaron su chamizo 
en nombre del pueblo, 
y el mínimo trozo de tierra 
que le circundaba. 

Total, era una bruja, 
una sin nombre. 



Nená

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