Perverso el ánimo
que se amotina,
que no siempre gobiernas
a tu prudencia, y
decreta una dialéctica absurda,
singlando –eso dice, en realidad, flota-,
en el fondo de una copa.
Y el mismo caricato
es el de la palabra sana, y
el de la palabra herida,
el del baile elevado
y el del vals consternado.
Ojala se besarán ambos,
y se aceptaran
sin tanto desencuentro.
Insidioso es el ánimo
que nos concita, y
nos divide y nos lastima.
Nená
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