martes, 6 de diciembre de 2011



Sal de mí, escarcha. 
Hoy tu plata no va a venderme nostalgias.
Zapatos de salón por el suelo   
y copas de vino. 



He buscado un perfume 
con olor a barra de carmín 
y he tirado todas las botellas. 
Me gusta como suena el rasgar 
de las instantáneas, 
empieza con un aguijonazo 
después ya todo es un vicio. 
Los olores son distintos, 
algunos son sugerentes,
-el olor de un cuerpo determinado-
habría que embotellarlos 
y tratarlos adecuadamente. 
Nos perdemos muchos detalles 
y nos distraemos en muchos otros, 
el grosor de unos labios, 
el tacto de unas yemas, 
la distancia a la que nos hablan, 
hay infinitos, 
y aún así minúsculas notaciones 
se nos escapan, 
a veces sustanciales y solemnes. 
Se quedan en alguna gaveta de la mente 
y regresan con la nostalgia. 

Pero hoy no le daré cobijo
a su argento helado. 
No pienso negociarle nada. 



Nená

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