Sal de mí, escarcha.
Hoy tu plata no va a venderme nostalgias.
Zapatos de salón por el suelo
y copas de vino.
He buscado un perfume
con olor a barra de carmín
y he tirado todas las botellas.
Me gusta como suena el rasgar
de las instantáneas,
empieza con un aguijonazo
después ya todo es un vicio.
Los olores son distintos,
algunos son sugerentes,
-el olor de un cuerpo determinado-
habría que embotellarlos
y tratarlos adecuadamente.
Nos perdemos muchos detalles
y nos distraemos en muchos otros,
el grosor de unos labios,
el tacto de unas yemas,
la distancia a la que nos hablan,
hay infinitos,
y aún así minúsculas notaciones
se nos escapan,
a veces sustanciales y solemnes.
Se quedan en alguna gaveta de la mente
y regresan con la nostalgia.
Pero hoy no le daré cobijo
a su argento helado.
No pienso negociarle nada.
Nená
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