sábado, 3 de diciembre de 2011


Dicen los abuelos 
que la niebla es el aliento 
de la tierra. 
Pongo el oído por si se les escapa 
algún murmullo, 
algo interesante y revelador,  
y cierro los ojos. 
Cien gotitas de agua  
se posan en mi pelo, 
queriendo escuchar 
mis pensamientos. 


Ambos mundos en vigilancia muda. 
Abro la boca e inspiro, 
inspiro bien fuerte. 
Ahora atesoro sus confidencias, 
claro que,  la tierra, 
también las mías. 
Ya hemos hecho un intercambio 
-desnivelado, sin duda- 
Está claro que no nací 
para agente de la C.I.A. 


 Nená

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame