miércoles, 14 de diciembre de 2011



Nos duran los duelos 
el baile de los dancines 
y su mínimo repertorio, 
con esa música de fiesta 
tan de andar por casa. 




Pero la lágrima por inercia, 
se acostumbra a sublevarse 
y cae como por arte de magia. 
Nos avisa que no todo está resuelto, 
que hay algo roto, 
que revisemos las estructuras, 
las paredes, 
los suelos,   
los techos. 
Hemos puesto 
algún mueble encima  
para tapar un agujero, 
pero la herida sigue ahí. 
Y si fuera de las que no cierran 
hay que aceptarlo primero 
o el llanto no dejará de derramarse, 
y serás un esclavo de tu pena 
como ya lo eres de su lágrima. 



Nená

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