La edad busca la certidumbre.
¿Por qué tiembla mi pared,
por qué me complace?
¿Resguardarse en qué calendarios?
Quizá mamá, me hiciste perfectible,
tú eres demasiado perfecta.
Yo quiero escaparme y ver los almendros,
y pensar que mañana podré volver a escaparme.
No me gusta pensar que pienso,
por si me detengo en lo pensado
mucho tiempo, todo puede variar
en un instante y no quiero perdérmelo.
El mundo es exquisitamente hermoso,
El mundo es exquisitamente hermoso,
y puede ser tremendamente inclemente.
Las monedas no caen siempre
del mismo lado,
a veces muestran cantos generosos
y nos duran temporadas benévolas
con que mirar el mundo absortos.
Ya dejé de mirar hacia arriba
por si las veía en su descenso,
ya no me importa.
Yo sólo quiero huir
y poder mirar los almendros,
y mañana, tal vez ver el amanecer,
en el hermoso Volga helado.
Nená
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