domingo, 11 de diciembre de 2011



Un poco de dulzura, 
-apenas nada- 
para esta cuchara de sopa. 
Una medida de ternura, 
no lastimes más su brecha. 
Y una pizca de humanidad 
para no raptarla por antojo, 
que hay corazones que sobreviven 
con una sola hebra. 



Viértete como el azúcar 
curvetea las piruletas, 
y empecemos con el postre, 
que ya hemos digerido en exceso 
demasiadas cosas feas. 
Caramelo, 
bombón, 
confite, 
que lo amargo se quede fuera. 




Nená

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