Un poco de dulzura,
-apenas nada-
para esta cuchara de sopa.
Una medida de ternura,
no lastimes más su brecha.
Y una pizca de humanidad
para no raptarla por antojo,
que hay corazones que sobreviven
con una sola hebra.
Viértete como el azúcar
curvetea las piruletas,
y empecemos con el postre,
que ya hemos digerido en exceso
demasiadas cosas feas.
Caramelo,
bombón,
confite,
que lo amargo se quede fuera.
Nená
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