domingo, 4 de diciembre de 2011


No es excusa. 

Todos los autobuses me parecen  
iguales,  
quiero bajarme. 
Estoy cansada y la inquietud agota 
cuando nunca encuentras un alma   
entre tanto cuerpo 
-quizá no miro detrás de las orejas-, 
o tal vez no busco, o sencillamente  
estoy extenuada. 
Ahí afuera el cielo sigue siendo  
rabiosamente espléndido, y las calles 
fusiladas por rayos de sol, 
tienen la elegancia 
del linaje de los faraones. 
La vida es extraordinaria, 
prodigiosa, el mayor de los misterios. 
Pero estoy cansada, 
derrotada por no escuchar casi nunca 
el boom boom de corazón alguno, 
y sé que lo tienen, 
es imposible que no lo tengan. 
Cuesta vivir rodeada de tanta amargura, 
de tanta cólera, tanta inquina.
Todos los autobuses me parecen iguales. 
Me siento como E.T. anhelando volver a casa,  
pero no soy E.T. y éste es mi hogar. 

   

Nená

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