miércoles, 21 de diciembre de 2011


    -Cuento para un miércoles cualquiera-

Dos ogros sentados sobre un alto de rocas, contemplaban extasiados el mundo.
Ambos eran distintos, uno era bajo y el otro era gigante.
Entre ellos se decían:
Realmente el mundo es maravilloso,  un espectáculo increíble,  lleno de escalas de colores,  de distintas formas,  diferentes olores,  materiales diversos,  suaves,  rugosos,  duros,  blandos... Una maravilla. 
El más bajo le comentó a su compañero: 

Aprovecha mientras me ato los cordones de las botas,  que cuando me incorpore, inspiraré bien fuerte y me quedaré con la mitad del mundo.
-¿Y para qué harás eso? - le contestó el otro.
-Para quedármelo - dijo.
-Y ¿de qué te serviría, por dónde ibas a contemplarlo? ¿ por el ombligo?
-Da igual. Sabría que toda esa belleza es mía.
-¡Qué absurdo! - argumentó el gigante- Una belleza invisible que jamás volverás a ver...

El ogro bajo se agachó a anudarse los cordones y cuando se incorporó el mundo había desaparecido.
Miró a su compañero,  le notó ligeramente hinchado, y le dijo:
-Estúpido, ya me habías convencido. Ahora no lo veremos ninguno de los dos.
A lo que el otro añadió:
Glup.






Nená

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