De vientre a vientre
una peca,
y un rumor en los labios.
La ola baila el nudo de piernas
como una catedrática diestra,
y reta al aire nuestra ingravidez,
que no hubiera conseguido
la atmósfera.
Dos y el mar,
y el mar enorme
y el enorme amor,
y dos culebras de piel
entre olas que juegan.
Y de vientre a vientre
sólo una peca.
Nená
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