Una isla dentro de otra,
¿no somos eso?
Estamos dentro sin ser lo mismo,
siendo parte indiscutible,
pero no colonizados.
Algunos si se sienten dominados,
atrapados y amarrados a un destino.
Yo no creo en el destino,
los amarres se rompen
del mismo modo que se ensogan.
Si no te sujetas a tu isla
¿qué te queda?
Un montón de conchas
-cascaretas-
de una costa en común,
y vagos recuerdos
que nunca sabrás con certeza
hasta qué punto fueron tuyos.
No es disociarte, ni aislarte
de los otros.
Es no alejarte de ti, ni distanciarte
de las cosas
que hacen que seas como eres
cada día distinto, nuevo,
cambiante, flotante,
como esa isla que eres
dentro de otra isla mayor.
Nená
disfruté leerlo
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