viernes, 30 de diciembre de 2011


Una isla dentro de otra, 
¿no somos eso? 
Estamos dentro sin ser lo mismo, 
siendo parte indiscutible,
pero no colonizados. 
Algunos si se sienten  dominados, 
atrapados y amarrados a un destino. 
Yo no creo en el destino, 
los amarres se rompen 
del mismo modo que se ensogan. 
Si no te sujetas a tu isla 
¿qué te queda? 
Un montón de conchas 
-cascaretas- 
de una costa en común, 
y vagos recuerdos 
que nunca sabrás con certeza 
hasta qué punto fueron tuyos. 
No es disociarte,  ni aislarte 
de los otros. 
Es no alejarte de ti,  ni distanciarte 
de las cosas 
que hacen que seas como eres 
cada día distinto,  nuevo, 
cambiante,  flotante, 
como esa isla que eres 
dentro de otra isla mayor. 




Nená

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