Hay sueños extraños,
extraños alfileres en la noche,
llegan como dianas
con deformes dardos.
Van a ese lugar, a ese espacio del día
no concluido, herido, maltrecho,
porque le has hecho un requiebro
para no pasar.
Reta a nuestra mente
a nuestro cuerpo entero,
una boca más grande dentro de otra boca,
un no te escapas querida,
ahora das cuenta, te reclamo.
Un ¿jugamos?
Ni decisiones propias,
ni cambios de sentido,
te estoy observando.
El sueño trae jardines,
trae descanso,
trae amor envuelto en celo,
trae vacío,
trae confusión indescifrable
y alguna que otra vez,
trae un 'te cacé' en el juego
del escondite.
Nená
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