lunes, 12 de diciembre de 2011




Te meteré en un bolsillo 
para tenerte cerca, 
para que no me faltes, 
así podré hablarte todo el tiempo. 






Ya sé que suena egoísta, 
pero te preguntaré primero 
-te lo prometo-, 
en qué lado del abrigo 
quieres viajar conmigo. 
Tendrás que hablar bien alto 
para que pueda oírte, 
ser mi oreja y someterte, 
no sé yo si es mal oficio. 
Y cuando llegue la noche 
te tumbaré en la curva de mi pelo, 
para que no pases frío 
y te daré un mimo con el dedo. 
Quien sabe si con el tiempo, 
me dejes colarme en tu bolsillo 
para seguirte a todas las plazas. 




Nená

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