domingo, 18 de diciembre de 2011




En ciertas ocasiones 
cuando pierdes,  cuando no  llegas, 
cuando no ganas la carrera,  respiras. 





Son esos minutos quieta en el andén 
del metro,  a solas contigo, 
apoyada en la pared 
o sentada en un banco frío,  pensando 
en no pensar nada, 
en descontaminarte de la prisa, 
del estruendo. 
Detrás va ese olor a humanidad 
que te va saludando en cada pasillo, 
y no te desagrada, 
sus voces como grillos de verbena 
sí te fastidian mucho,  te atropellan, 
te aniquilan las fuerzas. 
Es un tomar aliento,  esa pausa, 
una posada imaginaria 
con pan y vino, 
con posadero gordinflón 
y al final del andén una buena fogata, 
para aliviar el cuerpo. 




Nená

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Háblame