Los lunes casi arde la calle.
Los pies se arrastran más
que de costumbre,
como las cerillas en el fósforo
van rascándole hasta prenderse.
Menos mal que mil bostezos
le apagan de un plumazo,
y todo vuelve a la normalidad.
Hay optimistas que piensan en el lunes
como un día menos
para que acabe la semana.
Todo es cuestión de perspectiva
-está visto-
Otros no ven más que el principio
de un ciclo de tortura.
Y la mayoría, sin tanto drama,
el primer día de la semana,
nada grato tampoco.
Lo curioso es que lunes como palabra
es hermosa, y
aunque no sean hermanas,
tiene parecido a luna, lunática, lunar,
luneta, lúnula, y
todas ellas parecen lanzar besos
al principio de pronunciarlas
-es que esa –lu, es prometedora-.
Pues que venga ese lunes o lu,
y te lanzo un gran beso.
Nená
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