martes, 13 de diciembre de 2011


No se puede amarrar 
a un alma inquieta. 
Quiere volar, conocer 
y regresar a casa 
sin un reproche. 
Hay que confiar en el amor 
de un alma que bulle, 
y ya nadie confía en el amor 
de otro, 
porque no hay amor ni tentativa, 
sólo posesión y apariencia. 
No sé en qué catón debí quedarme 
pero debió de ser 
en el de las frases sencillas, 
creí en sumas muy simples 
para poder entender 
las complicadísimas. 
Pero se me olvidó que no 
aprendemos del mismo modo, 
ni sentimos de la misma manera, 
ni hacemos sumas 
con sumandos idénticos. 
Por eso es imposible 
volver a casa 
y que quede alguien que te sonría. 
O abandonas la inquietud 
o vives para siempre sola. 
-Aunque te muevas entre millones- 




Nená

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