No se puede amarrar
a un alma inquieta.
Quiere volar, conocer
y regresar a casa
sin un reproche.
Hay que confiar en el amor
de un alma que bulle,
y ya nadie confía en el amor
de otro,
porque no hay amor ni tentativa,
sólo posesión y apariencia.
No sé en qué catón debí quedarme
pero debió de ser
en el de las frases sencillas,
creí en sumas muy simples
para poder entender
las complicadísimas.
Pero se me olvidó que no
aprendemos del mismo modo,
ni sentimos de la misma manera,
ni hacemos sumas
con sumandos idénticos.
Por eso es imposible
volver a casa
y que quede alguien que te sonría.
O abandonas la inquietud
o vives para siempre sola.
-Aunque te muevas entre millones-
Nená
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