lunes, 2 de enero de 2012

Pequeña inocencia salvaje 
hambrienta de pasto y de leche. 
Como ellos somos semovientes, 
animales de granja, 
pero imagina que nacimos 
para ser agrestes. 


Otros dirán,  sociables por naturaleza 
¿Qué naturaleza? 
¿La de estar con otros semejantes? 
Así todos los salvajes,  que entre ellos 
se ayuntan e intercambian dimes, 
tipo rugido o zarpazo en el lomo. 
Admitámoslo,  muchos cambiaríamos 
al vecino por un san bernardo 
-por muchas babas que tengan-, 
o a una suegra por un minino, 
o a un primo por dos canarios cojos. 
No siempre la misma raza 
es lo más grato en compañía. 
Que hablan y a veces escuchan,  eso sí, 
pero por Dios bendito,  callados, 
que bien estarían. 
-¡Oh sí, dije Dios bendito!-



Nená

4 comentarios:

  1. Aunque etiquetada la fotografía como 'ovejas' tienes más diría yo que cabras son.
    Tener otra compañía o hacer el cabra, razón llevas.
    La cabra rara vez pierde el equilibrio.

    Abrazos.

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  2. Sí son cabras, Tempero, en la isla hay muchas, qué feotas son las condenadas, salvo las chiquitucas.


    Nená

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  3. Chiquitucas: ese diminutivo me lleva a un amigo de Santander que tuve. Acababa muchas cosas en 'uco'. Vivía en la calle Tantín, de Santander. Murió.

    En mi tierra, a las muy tiernas de las cabras nacidas se les llama chivitos.

    En la isla de la Palma recuerdo haber visto muchas hace muchos años. Y el año pasado, en pleno Atlas, en MArruecos, fotografié unos ejemplares casi recién nacidos: eran todo orejas.

    ¿Te imaginas decir : 'soy todo orejas' en vez de 'soy todo oídos'?

    Abrazo,

    Manuel.

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  4. Jaja, supongo que algunos en realidad lo que tienen son orejas, porque oídos, lo que se dice oídos, de adorno; así que cuando 'escuchan', son todo orejas.

    Nená

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