lunes, 21 de noviembre de 2011

-Reflexiones-

Si llevase un kimono
y mis ojos fuesen rasgados
nadie vería mal que dijese:
Intentar ser original es vulgar de suyo.

Asumo que el exquisito verso,
nada tiene en común con 
la piel del poeta, 
ni el aroma del arroz hervido 
con aquel oriental docto. 
Somos señales prohibidas, 
lindes de tierra. 
Un poema y un poeta 
no son lo mismo 
por mucho que quieran 
vendernos juntos. 
El poema puede ser agua bendita 
y el poeta un zafio 
de uñas brunas. 
La maceta y la hortensia 
no son lo mismo, 
aunque juntos las compremos 
como un completo. 
Cuando uno tiene algo bello 
se siente poseedor y único, 
por eso intenta ser original 
para estar a la altura de su objeto, 
y siempre resulta aún más ridículo. 
Siempre hay excepciones 
que confirman esta regla 
de seres deliciosos atrapados 
entre delicados poemas. 
Pero son tan pocas, 
que parecen incidentes 
o errores del destino. 


-Ya, ya lo sé, ni oriental ni kimono visto-


Nená

2 comentarios:

  1. Aun sin querer llamarás la atención, pero entre quiénes, es lo importante.

    Saludos, te sigo

    Ah, he borrado tu último comentario por error

    ResponderEliminar
  2. Gracias señor idiota. Usted tiene siempre toda mi atención puesta.

    Nená

    ResponderEliminar

Háblame