Cuando aparece la decepción,
ya no ves cabriolas garzas
en el techo,
ni ángulos convexos
cosidos a labios cóncavos.
Ya no juegas a la ruleta rusa
de verbos inconexos,
por si su musicalidad
atrae a un pez de colores extintos.
Cuando aparece la decepción,
dejas de creer que un poema se mide
por complicados términos,
que dan vida a un arte impreciso.
Dejas de jurar en hebreo
que significan un todo
que nadie ha comprendido.
Ya no buscas zapatos de barro
para encontrar en ti a un hombre
que no se afinca,
porque nunca ha existido.
Ya sé que no me entiendes, aún no.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame