martes, 15 de noviembre de 2011


El mar desayuna  
nubes blancas,
cuando nadie le mira. 
Las va llamando despacio
a su espejo de agua, y
ellas a contemplarse
se arriman.


¡Plof!
Una ya dentro, así van cayendo
poco a poco las más presumidas.
Por eso el mar tan de mañana
es extraordinariamente bello.
Su lámina de agua está vestida  
de perfectas nubes níveas,
las más bonitas, las más coquetas,
las que son más pizpiretas.

-Pero no se lo digas a nadie,
es un secreto-



Nená

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