Me gusta el olor de los geranios, es extraño,
no es dulce ni es amargo.
Todas las flores se ríen de él,
ninguna quisiera oler como un geranio.
Si cierras los ojos y paseas por un jardín
podrás reconocerlo enseguida,
junto al aromático olor de las flores
delicadas.
Su olor es fuerte, como el de un lidiador
que ha nacido para sobrevivir
sin ayuda de nadie.
Cuando era una niña, si veía otra niña
con las medias subidas hasta las rodillas,
me faltaba tiempo para bajarme una de ellas.
Ahora todas las niñas van iguales.
Huelen a las mismas colonias,
Llevan los mismos cortes de pelo,
las mismas marcas de ropa.
¿Qué diría mi geranio, si oliera igual
que todas las flores?
Nená
Su olor es fuerte como el de un lidiador...
ResponderEliminarVaya con tu apreciación olfativa de los geranios. Yo, al igual que tú, admiro la singularidad de las flores que, ni que decir tiene, me refiero a las silvestres.
Un beso rojo, Není.
Un beso con una media bajada, y el geranio de tu beso entre las manos, no se me vaya a caer,
ResponderEliminarNení