Miraba crecer los renacuajos
con sus cabezas grandes
serpenteando sus colas,
y el reflejo de su cabello ondeaba en el agua,
como ondean las banderas
de colores en los barcos
cuando parten del puerto.
El bebedero era su puerto,
donde el ganado se arrimaba
a beber y ella les contaba
cuentos de marinos,
y de extraños personajes,
pero nunca de princesas.
Los animales eran toda su compañía
y con ellos fabulaba mil historias:
‘Más allá de las colinas hay otros mundos,
les decía, donde los hombres calzan
zapatos de corcho, pintados de negro,
y visten con el tronco de los árboles
debajo de la ropa.
Vienen de otro universo
y tienen miedo al agua.
Lo hacen por si se caen al mar,
así flotan’.
Cada tarde al caer el sol,
el ganado miraba a la niña
con sus enormes ojos,
como si pudiera entenderla.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame