domingo, 27 de noviembre de 2011



El amor 
no puede meterse 
en una bombonera, 
ni en una celda de oro. 




No es de uno,  
ni de su bolsillo,  
ni se mide en ‘mases’ 
ni en menos. 
Cuando le oigas hablar 
en primera persona: 
Yo te amo más que nadie en el mundo, 
Yo soy el que más te ama, 
Nadie te amará más que Yo. 
Corre, es mórbido. 
Un yo no es más 
que una limitación 
de su riqueza. 
El amor habla de un Tú, 
siempre de un Tú, 
el yo desaparece.
De no ser así,
el Tú podría caber 
en una bombonera  
o en una celda de oro  
y no ser amor, 
sólo deseo,  obsesión, 
pasión,  vesania. 



Nená

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