Detrás de las horas
está la noche,
espiando a las sombras.
Desafía al idilio,
al contacto de los cuerpos.
Como una felina trepa a los árboles
con zapatillas de bayadera
y se sienta en las ramas
de los hermosos manzanos.
de los hermosos manzanos.
Cuando baja la niebla
mira por las ventanas
y vigila el sueño de los niños,
asustando a los monstruos
de debajo de sus camas.
Sobrevuela las zonas de copas
y entra en todos los vasos,
por eso hay mañanas que son
terriblemente holgazanas.
Se cuela en los escotes,
levanta todas las faldas,
averigua intenciones como una
anciana insolente y fisgona.
Baja hasta los pueblos,
se acurruca entre las reses
cuando ya despunta el alba,
y espera pacientemente
que finalice su jornada.
Nená
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