y mis ojos fuesen rasgados
nadie vería mal que dijese:
Intentar ser original es vulgar de suyo.
Asumo que el exquisito verso,
nada tiene en común con
la piel del poeta,
ni el aroma del arroz hervido
con aquel oriental docto.
Somos señales prohibidas,
lindes de tierra.
Un poema y un poeta
no son lo mismo
por mucho que quieran
vendernos juntos.
El poema puede ser agua bendita
y el poeta un zafio
de uñas brunas.
La maceta y la hortensia
no son lo mismo,
aunque juntos las compremos
como un completo.
Cuando uno tiene algo bello
se siente poseedor y único,
por eso intenta ser original
para estar a la altura de su objeto,
y siempre resulta aún más ridículo.
Siempre hay excepciones
que confirman esta regla
de seres deliciosos atrapados
entre delicados poemas.
Pero son tan pocas,
que parecen incidentes
o errores del destino.
-Ya, ya lo sé, ni oriental ni kimono visto-
Nená
Aun sin querer llamarás la atención, pero entre quiénes, es lo importante.
ResponderEliminarSaludos, te sigo
Ah, he borrado tu último comentario por error
Gracias señor idiota. Usted tiene siempre toda mi atención puesta.
ResponderEliminarNená