Íntimo fárrago,
íntimo desorden.
Caos de idas y venidas
volcando preguntas, respuestas,
más preguntas, más respuestas, queriendo buscar un sitio.
Emociones solas, tiritando,
sin saber de qué bodega salieron,
y si es que son hijas únicas.
Risas como ecos en cavernas,
tesis que ayer sonaron trascendentes,
lágrimas que antes de ayer formaron estalactitas.
Duendes,
algún hada de cuento desorientada,
que no encuentra la salida.
Pulsos sorprendentes
cosidos a pulsos occisos,
vida y muerte.
Desconcierto.
A todo esto busco un esqueleto,
un cráneo, unos pies,
y después escribo.
Nená
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