lunes, 7 de noviembre de 2011



Esperarte al otro lado de la calle 
los pies fríos,
la nariz pidiendo asilo 
en la bufanda,
saltos de rana, ruidos
incongruentes, 
y el corazón una bomba nuclear 
con un detonador dentro.
Tres minutos, cinco, 
ya van diez. 
No tengo frío, 
voy a morir si no llegas. 
Pasa el cuarto, las y media. 
Debo irme 
o pensaré que no me estimo 
como debo. 
Vuelve el frío, 
rabioso frío, 
creo que he perdido 
la nariz en la bufanda, 
y el corazón
en esa álgida acera. 
A ti, aún te recuerdo.


Nená

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