La rutina centra al aventado,
en exceso mata al creativo,
alivia en mínima porción al genio, y
custodia al cobarde.
Tres gramos de rutina bastan
para aplacar al genio,
doscientos gramos son necesarios
para que el creativo descanse.
Diez kilos de rutina precisa el aventado
-tal vez veinte-,
y toda una vida
requiere el cobarde.
Nená
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