sábado, 12 de noviembre de 2011


Léeme un cuento.
Que no tenga verbos compuestos,
ni lobos, ni ciervos, ni caballos
salvajes.
No quiero princesas, ni príncipes,
ni sapos, ni estanques dorados.
Léeme un cuento que hable
de un día cualquiera
que no pase nada.
Que el mundo sonría,
que un codo me roce y
se enganche a mi brazo
sin que aparente sorpresa.
Que ría la calle, la vida,
hasta el aire, y el café  
siempre ardiendo.
Y quédate un rato,
espérate un poco  
a que cierre los ojos.
Mil veces las gracias
te daré entre abrazos,
dos millones de veces.
Permanece conmigo
o sal de puntillas
sin hacer un chasquido.
Otro día seré yo
quien te lea ese cuento.
Lo prometo.
Lo prometo.


Nená

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