domingo, 20 de noviembre de 2011


Canta la ruina su canción favorita 
cuando los egoístas se ponen de acuerdo, 
que tiemble el minúsculo astro, 
será absorbido, derretido, difamado, 
sólo por existir en el enorme universo. 
Pues muere, si es lo que toca, 
pero ya puestos elige el incendio   
                                                          en cazuela de cocina. 
  

                                 *** 

Este diminuto espacio, estrangulado 
y calinoso a menudo, 
es como el hueco debajo de una escalera. 
Aquí vengo a comerme el trozo de tarta 
sin que nadie me fastidie. 
Si no me dieran miedo las alturas 
subiría al tejado, 
con un enorme abrigo, 
y una gruesa bufanda, 
pero aquí me refugio 
de lo bueno y de lo malo 
y me tomo el pulso 
como una adolescente. 
A ratos como y escribo, 
me ducho y escribo. 
Duermo y escribo. 
Salgo a recorrer las calles y escribo. 
Hablo por teléfono y voy tachando. 
Y cuando veo la tele, 
escribo sobre la tela del sofá, 
mientras histérica, 
me muerdo el labio al ver  
como asesinan a Yul Brinner. 
Esta es la historia de este pequeño 
e inexacto espacio, 
que sólo es el hueco  
de una escalera. 




Nená

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