Después de tanto y todo,
me queda más que algo
-que es siempre nada en el fondo-;
y si la mañana ha inventado un nombre
más convincente que el mío,
que no sea real, no importa.
Después de tanto y todo,
la escarpa del monte parece tu vientre.
La luna terca no amarra tu boca
sobre mi boca,
y ni siquiera aquel beso
recuerda quien fue el primero
en decir te quiero.
Después de tanto y todo,
el amor en hebra
no impidió que la pasión
nos dejara de golpe
y muriera a bocados inmensos,
como quema el sol de mediodía
al que tiene la piel albina,
o le azota el alma al que se anda negando.
Nená
Me ha encantado.
ResponderEliminarBeso