lunes, 14 de noviembre de 2011


Las redes tumbadas,
al acecho de las joyas.
Por el día cobrarán zancadas,
sueños de hombres libres.
De noche luces de estrellas,
el ballet de algún cometa.
Quietas, antes de que a la tarea  
las engarcen, y
vuelvan a la mar
y al azul de su abanico,
del turquesa al hermoso índigo.
Nunca duermen,  
las cosieron para atrapar caracolas,
grandes peces, chicos,
almas solas, sueños,
huellas, hasta cometas danzarinas
y suspiros que se arriman a la arena.


Nená

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