y por cada vuelta completa
un anhelo de volver allí.
Otra más y el deseo
de ser aquella niña.
Y más vueltas, y casi siento
el sudor en la frente,
las trenzas golpeando mi espalda,
el sonido de la bicicleta al girar,
el chirrido de las gomas.
El olor a chicle de fresa,
la risa contenida,
el no importa nada,
el todo esta bien.
En casa todos están
esperándome para comer.
Estoy protegida, a salvo.
El mundo es un lugar fantástico.
Nená
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