lunes, 28 de noviembre de 2011

Como una enorme rueda, 
y por cada vuelta completa 
un anhelo de volver allí. 
Otra más y el deseo 
de ser aquella niña. 
Y más vueltas, y casi siento 
el sudor en la frente, 
las trenzas golpeando mi espalda, 
el sonido de la bicicleta al girar, 
el chirrido de las gomas. 
El olor a chicle de fresa, 
la risa contenida, 
el no importa nada, 
el todo esta bien. 
En casa todos están 
esperándome para comer. 
Estoy protegida, a salvo. 
El mundo es un lugar fantástico.  



Nená

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