domingo, 11 de marzo de 2012


-A veces hablo dormida-

No voy a dormir 
sin susurrar palabras, 
y en ese runrún 
contarme cosas,  a retazos, 
o despacio, 
con toda suerte de detalles; 
hasta el olor de la acera que  ande, 
el miedo o la calma que  perciba. 
Te dicen duerme y descansa, 
y yo duermo y laboro. 
A veces me despierto a carcajadas, 
otras dolorida, 
y las menos,  tan hundida que siento 
todo el pesar del mundo. 
Vistas las horas invertidas 
ya sólo es cuestión de grabarlas. 
Que el descanso laborioso 
o el trabajo reposado, 
no sean sólo palabras perdidas 
y una larga tregua nocturna. 

Quién sabe, 
quizá hasta descubra algún secreto 
o alguna intrigante cerradura. 







Nená

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