-A veces hablo dormida-
No voy a dormir
sin susurrar palabras,
y en ese runrún
contarme cosas, a retazos,
o despacio,
con toda suerte de detalles;
hasta el olor de la acera que ande,
el miedo o la calma que perciba.
Te dicen duerme y descansa,
y yo duermo y laboro.
A veces me despierto a carcajadas,
otras dolorida,
y las menos, tan hundida que siento
todo el pesar del mundo.
Vistas las horas invertidas
ya sólo es cuestión de grabarlas.
Que el descanso laborioso
o el trabajo reposado,
no sean sólo palabras perdidas
y una larga tregua nocturna.
Quién sabe,
quizá hasta descubra algún secreto
o alguna intrigante cerradura.
Nená
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