miércoles, 14 de marzo de 2012


Sueña,  sueña con el rojo, 
aunque el ocre parcele tu espalda. 
Con el divino y súbito 
instante de fugacidad, 
con ese latido 
que nunca sabes hacia donde 
escapa; 


con la sonrisa perdida 
que una vez que pasa 
acaso no la recuperas. 
Sueña,  sueña con el rojo, 
aunque te duela la cabeza 
y ya andes cansado, 
y tus pies estén fríos 
de tanto esperar. 
Que la vida tiene 
los boletos justos, 
y si no hay más para ti, 
da lo mismo. 
Tú sueña, 
sueña con el rojo. 
Nunca dejes de soñar. 
-Y si algún día 
evitas el rojo, 
que sea porque
tú así lo has decidido-





Nená

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