No existe el amor que grite,
ni el que busque tu dolor y tu lágrima,
no existe el cariño verdadero
que espere ensartarte en un tenedor.
Es una contradicción en toda regla:
amor, cariño, lágrima y tenedor.
Y si acaso sientes lástima
por el mal que sentirá
el que proporciona
tanto dolor,
tápate los oídos y tararea
o cuenta hasta cien despacito,
respira hondo y olvídalo.
Nená
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