sábado, 10 de marzo de 2012



Cuando arda la noche 
arderá el día, 
y hasta las aves 
querrán ser acuáticas. 
Ahora está incinerándose 
el mundo 
y no sabemos sofocarlo. 



Nosotros nos enfriamos 
como témpanos 
cada minuto que pasa, 
como si una bruja 
nos hubiera hecho un mal conjuro. 
Antagónicos frentes 
de un mismo hontanar. 
Subamos a la colina del hayedo 
y dibujemos un círculo de tierra, 
¡que no pase el fuego,
que no pase!, 
y prendamos un solo corazón
con tibieza,  y 
que enseñe al resto  
para no morirnos de frío. 





Nená

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