domingo, 11 de marzo de 2012


Ella quería que sonrieran 
los tristes, 
que olvidaran sus penas, 
que las enviaran 
aún sin viento, 
en aviones de papel 
lejos de sus biografías. 
Ella quería que vieran 
que lo trágico 
está muy cerca de la risa, 
que lo cómico 
está en todas partes, 
que se burlaran de ellos mismos. 
Que la vida 
es una parada de autobús 
que hay que tomar deprisa, 
sin llantos,  sin dudas. 
Ella quería que desterraran el drama, 
que regresara la inocencia, 
la sorpresa, 
la inquietud a sus vidas. 
Que el autobús tiene un recorrido 
y no daba tiempo,  no daba tiempo. 
Que cada lágrima derramada 
era un instante, 
que debía compensarse 
con una enorme sonrisa. 





Nená

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