Todavía queda camino
y el pié no va a crecer más.
Crece la arruga,
el cansancio,
la escasez de sorpresa.
No crece la luna
redonda y sus cuartos,
ni el planeta achatado,
ni tu achatada nariz.
Pero crece la espiga,
la menta, los maizales,
las niñas bonitas,
los mismos desaciertos.
Ya no crece la vida
cuando la andas negado,
ni los dedos formados
ni las ganas de amar.
Pero crece el empeño
aunque lo apartes mil veces,
porque la vida no se deja
ni es fácil negarla,
ni el amor que se tienta,
ni burlar al asombro.
Nená
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