Desde esta lunática tierra
volvamos a una luna terrícola,
a ver caracolas que floten
en una sin gravedad curiosa,
y lágrimas redondas que
nos hagan sonreír un rato.
¿Qué ha sido del intercambio
del beso por la canica?
Ya no quedan pupitres de madera
con corazones grabados,
ni bocadillos a medias,
ni besos detrás de los pinos.
Rebelarse es romper escaparates,
mobiliario, platos, copas y padres.
Ya nada tiene sentido.
Yo ofrezco mi mano, mi abrazo,
y me llaman loca.
Sé que lo necesitan como yo lo necesito
¿Por qué andan negando
las necesidades primeras?
¿Qué tipo de imagen del mundo esculpen
que un beso es la prehistoria?
Me tomo la pastilla del ”a mí plin” e insisto,
no van a poder con tanta década.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame