domingo, 18 de marzo de 2012


Hoy abro los ojos 
y son de un color distinto. 
Distinta mi lengua,  distinto mi cuerpo, 
mi memoria distinta. 
Todos mis dedos son de otra, 
el cuello,  el ombligo,  el sexo, 
las caderas, 
allí abajo muevo los pies 
y no son los míos. 
¿Dónde te has ido? 
¿Debo preguntar? 


No es que extrañe a la otra, 
es que tengo que empezar de nuevo 
aunque eso sea lo que hago siempre, 
pero esta vez el cero es más cero todavía. 
Me miro y pienso 
si debo reconstruir la esperanza, 
el anhelo,  la entelequia 
que se distingue como sólo mía, 
pero tal vez mañana o 
pasado mañana, 
amanezca de nuevo desigual. 





Nená

2 comentarios:

  1. No está demás el fijarse coordenadas. Y, además, ¿verse igual siempre...?

    ...ucos.

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  2. Lo de fijarse coordenadas es inevitable, pero al final te salen demasiados puntos, el que tú estableces, el que te establecen, el que piensan que deberías tener, y así hasta un buen conjunto de lunares entre aspas. Muchos desearíamos estar lejos de cualquier tipo de mapa. Y sí, verse igual es tontería, me agrada pensar que cada día es una hoja en blanco por escribir y como tal, yo un lápiz nuevo -quizá eso mismo a otro le horrorizaría-.

    Besos a paladas,

    Není

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