Encerrados todos,
unos más conscientes
del barrote que les apresa,
otros ingenuos aún
de las yemas de sus dedos,
de la limitación inevitable
de elección,
siempre dentro de lo
que se les ofrece,
nunca dentro de todo
lo imaginable.
Aún sin remitirse a absolutos
y quimeras de unicornios,
el presidio pesa en cosas
bien sencillas.
Algunos viven encerrados
en sus castillos,
como espíritus marcados,
aceptaron una soledad impuesta
por ellos mismos
como auténticos espectros,
por motivos que sólo ellos saben.
Unos y otros estamos solos,
los que lo sabemos y los que
no lo saben.
Pero nos burlamos del silbido
del silencio, tarareando
un nombre cercano
para distraerlo,
y a veces, conseguimos alejarlo.
Nená
"A veces conseguimos alejarlo"...
ResponderEliminarYo también he venido de visita a tu blog.
Bienvenida talentosa, y agradecida.
ResponderEliminarUn abrazo,
Nená