El sol me guiña el ojo
y sonrío,
pero no le entiendo,
creo que sabe algo que yo no sé.
Yo sé que el día es hermoso
como cualquier día,
que acaso lo emborrona
algún estúpido con su torpeza;
pero eso el día no lo sabe,
y reluce como la primera vez.
Me acerco a la orilla del mar
y mil puntadas brillan,
trozos de coral y cascaretas.
El mar presume
de sus joyas diminutas
sobre mis pies blancos,
y dejo que juegue el agua
con ellos,
como espejos dormidos
buscando a su Blancanieves perdida
en un bosque sin árboles.
Si pudiéramos
haríamos que todo cobrase sentido
si es grato y levanta sonrisas,
inventaríamos lo imposible
para abandonar esta acerba ruleta
de amargura y despecho
que abraza a las almas menos gentiles.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame