La verdadera sonrisa
es la que te deja nadar
en un río de aguas claras,
estando en una ciudad
atestada de edificios.
Es la que te concede volar
en un local cargado de humo
donde apenas se distingue el techo.
Es esa que te predispone a estar bien
aunque se te rompa un tacón
o se te cruce un gato negro.
La que te sonroja las mejillas.
La que hace que arríes tu mirada,
porque tanta riqueza
es tuya y no de otro
y te sientes algo egoísta.
Nená
Uy, parece que te hubiera caído un rayo en el pelo.
ResponderEliminarBueno, uno o dos.
Besos, Nená margaritera.
Bien visto, señor de la lluvia.
ResponderEliminarBeso,
Nená