martes, 6 de marzo de 2012


Me hacen sonreír tus maneras 
distintas, 
saben a mermelada 
de naranja amarga. 
Remolcamos bagajes 
de instantáneas viejas, 
que nos aíslan del mundo 
o nos vinculan 
con traíllas invisibles, 
pero siempre nos hacen 
diferentes unos de otros. 
Tú tienes tus dominios 
en las vueltas de tiempo 
de tus sienes, 
en tus llagas,  tus ultrajes, 
tus júbilos,  tus placeres, 
pero no son los míos. 
Mi mundo se hizo 
con otras piezas, 
voces ajenas a tus próximas. 

No sé cómo te gusta el café 
por las mañanas. 

Somos dos partes únicas, 
vecinas y foráneas, 
minúsculos puntos en un gran mapa 
que se olvidan y se extrañan, 
y que en el volátil 
secreto de los momentos 
se tienen; 
pero de esa manera, 
con la mirada perdida 
en el fondo de un cáliz 
que dejó de estar lleno. 






Nená

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