viernes, 9 de marzo de 2012

-POEMA 0-


Al principio no existía 
la palabra principio,  ni 
la palabra nuevo, 
ni la palabra después,  
ni la palabra luego.  

Al principio no existían 
las preguntas,  
todo era. 



El cielo albergaba nubes  
que valsaban humedades,  
y los brotes crecían  
sin demora. 

La roca frenaba 
al agitado viento, 
que hacía giros 
de curiosos grados; 

y el sol cada jornada 
daba largas rondas 
siempre orbiculares, 
-luz en ringlera- 
como devoto y diligente 
guardagujas. 







Nená

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