Intentar reprimir una sola lágrima
vale la pena,
si no cae para adentro endurece
el margen que sostiene el ojo,
me dice que aún puedo,
que aún queda un espacio pequeño
por donde colarse
y salir a la orilla como un corcho.
No hemos nacido para padecer,
ni para sobrellevar, ni para conformarnos.
Habrá que libar como la mariposa,
saber acechar con la curiosidad del gato,
como las ardillas roer eficientemente,
oler como caninos hasta la misma entraña
de las cosas,
y desempolvar nuestro sexto sentido;
anudarlo todo en papel de liar,
y fumárnoslo a caladas hondas
el tiempo que nos quede.
Nená
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