Nunca me has llorado
como la tierra fértil
llora al grano o el útero
a la semilla.
Mírate, palabras, sólo palabras
con que adornar un cazo
de agua que nunca hierve,
sólo se templa
si estoy yo.
Languidecen los días,
como tiritan las noches
esperando no esperar
la madrugada,
ni el orden desordenado
de las horas,
que dividen minutos
en sonrisas, como lapsus
momentáneos.
Tibias o perversas aparecen
para esclarecerlo todo,
para encender la luz
y mostrarnos la herida.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame