En las distancias cortas
se miden las tensiones,
las pupilas hablan solas,
solos los pulsos, empujan
la sangre a borbotones,
o con fríos pasos de tablones
si su puente es de leño.
La palabra se atesora,
se enumera, pausadamente,
si es que eres prudente;
si no, dejas que una retahíla
se escape
de mil voces sin amo,
que te acerquen
aún más, o te alejen.
Hay peritos
en distancias cortas,
hábiles ejecutantes
de la táctica y el embrujo,
que para los vehementes
no dejan de ser cartones.
Como esos,
¿cómo se llaman?
¡Ah, sí, los gobernantes!
Nená
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