el
sol, la amanecida, la tierra.
Existen
olores que precipitan
la
caricia, árboles que rozan
los
azules más increíbles.
Como
existe el amor, sin hablar
de
formas, la cercanía que se precisa,
la
necesidad del otro,
la
ternura y el apego.
El
sentido de unidad más allá
de
cualquier cosa,
por
el que estar dispuesto
a
bregar, a multiplicarse en cien
si
fuera preciso.
Amamos
a nuestros cariños
como
lo más natural del mundo.
Pero
el amor no es un concepto tipo,
no
es una idea ni conoce los siglos,
no se le derriba, ni se le avasalla,
no se traspasa ni se exporta,
no se salda ni se puede vender.
Nená de la Torriente